martes, 11 de febrero de 2014

Complemento de régimen

"Cuantos recuerdos me traía aquella fotografía a la mente, que felices éramos entonces. Por desgracia
 eso no duró para siempre, parece que toda la suerte
 que teníamos la hubieramos gastado ya. Ahora
 nada sale bien."
     
         12 de Octubre de 2003



"Pensaba que lo había superado pero ahora me doy cuenta de que ninguno de mis sueños se ha cumplido.
 Paso los días soñando despierta, recordando tiempos
 más felices, pero eso no me basta. Me sigo
 sintiendo vacía, incompleta. ¿Qué es lo que me falta?."                              
                                                                                    
         24 de diciembre de 2003


"Hoy me ha venido a la mente el recuerdo de aquel día, cuando le dije a mi padre que aspiraba a ser una gran científica. Él me sonrió y me dijo que me apoyaba y que podía contar con él. El murió hace cinco años, y aquí sigo yo, pensando en el pasado."
                              
                                           29 de diciembre de 2003

"Me he decidido. Ya estoy harta, me he cansado de esperar una oportunidad, si ella no viene, yo la crearé. Voy a cumplir mi sueño, tengo los estudios, estoy decidida. Me reiniciaré con el año, les demostraré que puedo. Seré feliz."

                                             31 de diciembre de 2003


 Esa fue la última vez que escribí en mi diario. Después de escribir esta última entrada me mudé a África, allí conocí a varios investigadores que me ayudaron a iniciar mi propio proyecto de investigación y esta noche estamos celebrando la publicación de mi ensayo. Lo conseguí, papá.



Imágen de Wikimedia Commons.
                                                                                   
                                                                                      

sábado, 8 de febrero de 2014

Oraciones impersonales

Aquella noche llovía a cantaros. Habíamos salido a pesar de la lluvia. Estabamos los cinco empapados pero nos daba igual, algo nos había impulsado a salir. Aquel impulso nos llevó hasta el pequeño bosque que había a las afueras de la ciudad. Ninguno sabía lo que estaba pasando y caminábamos todos muy juntos en un desesperado intento de mitigar el terror que nos consumía.
De repente, el cielo se iluminó, y, acto seguido oímos un terrible estruendo. Con la fuerza que nos quedaba corrimos hacia el lugar de la explosión, del que salía una pequeña columna de humo que pronto fue borrada por la lluvia. Todos reconocimos rápidamente el lugar. Allí fue donde, años atrás, Marcos fue asesinado. En las noticias apareció como un accidente, dijeron que Marcos había caído mientras practicaba rappel en la presa que teníamos al lado, pero nosotros sabíamos la verdad, Marcos fue asesinado por sus padres. Ellos nunca quisieron un hijo y culpaban a Marcos de haber arruinado su vida. Por culpa del maltrato que sufría en casa, no era un chico muy sociable, de hecho, no tenía más amigos aparte de nosotros. Siempre nos decía que odiaba la ciudad, que le traía terribles recuerdos y que se iría tan pronto como pudiera.
Todos nos mirábamos confusos, tratando de comprender lo que había pasado. Justo cuando nos marchabamos, una misteriosa fuerza nos empujó contra el suelo, y otro rayo cayó, pero esta vez sobre la presa. Nos quedamos inmóviles, observando perplejos cómo se sucedían los rayos, todos caían en la presa.
Amanecía cuando cayeron los últimos rayos y pudimos levantarnos de nuevo. Al hacerlo casi se nos corta la respiración. La figura que habían formado las quemaduras producidas por la caída de los rayos era el rostro de nuestro amigo sonriéndonos desde la presa. Por fin era feliz.

Hace mucho que esto sucedió. Pero cada noche de tormenta nos acercamos los cinco a la presa, y volvemos a ser seis.


                                                  Imagen de Wikimedia Commons